mi primer cabecero de madera reciclada

mi primer cabecero de madera reciclada

Después de 40 semanas de embarazo y taitantas horas de preparto y parto, por fin tuve a mi retoño en brazos. Lo primero que vi fueron dos ojos como dos luceros grandes y abiertos mirándome sin pestañear. Y después, su puñito. Me miraba y se chupaba el puño. Aquello fue toda una declaración de intenciones, porque mama como un tigretón. Pero no todo fue fácil desde el principio…

Durante el expulsivo y debido a la fuerza que tenemos que hacer las mujeres para traer nueva vida al mundo, es común que nos salgan hemorroides, o puede que ya las traigamos desde el embarazo debido a la presión que ejerce el peso del bebé, el liquido amniótico y demás. Entre esto y los puntos (yo tuve dos por desgarro natural), cuando estamos en el hospital y queremos dar el pecho al bebé, no siempre encontramos la postura, con lo cual, acabamos dando el pecho como podemos con tal de que nuestro bebé se enganche y mame el calastro.

¿Pero qué ocurre si eres primeriza dando el pecho en mala postura y tus pezones son novatillos? Pues que te salen unas grietas que te quieres morir. Porque amigas, LAS GRIETAS DUELEN…Y MUCHO. A mí me salieron en una teta y luego en la otra. En la primera se me curó la grieta enseguida, pero en la otra no, y además según pasaban los días iba a peor. Hasta se me calló un trocito de pezón (que se regeneró en 3 semanas, magia potagia!!).

Bueno, aunque se curan y luego se te olvida, durante esas tres semanas que tuve que dar el pecho con la grieta, cada vez que se acercaba la hora de la toma, me temblaba el cuerpo pensando en el dolor que me esperaba. Mi bebé tiene mucha fuerza de succión, pero además, con las grietas, el dolor me empezaba en el pezón y acaba en la espalda, tal cual. Durante esas tres tortuosas semanas, que encima es cuando más vulnerable estaba en todos los sentidos imaginables de la palabra, a la toma de las 10 de la noche mis pezones no podían más y le daba un biberón de leche maternizada para recién nacidos. El único del día, pero me ayudaba. Hay quienes están a favor y quienes en contra. Yo personalmente, tenía muy claro que quería darle el pecho a mí bebé, pero  entre que me dolían una barbaridad las tetas y entre la desesperación del cansancio, opté por ser práctica y sensata y utilizar esa ayuda durante el tiempo que tardó en curárseme la grieta.

Para curarme la grieta, lo primero que hice fue llamar a mi doula, que vino a casa y me enseñó a colocar a mi bebé en la postura correcta para mamar y que no saliesen más grietas. Con un par de consejos aquello mejoró mucho. Lo ideal hubiese sido recibir sus consejos en el hospital. Pero claro, la grieta ya estaba instalada en mi teta y había que hacerla desaparecer sí o sí. Entre mi madre y yo diseñamos un plan de ataque y derribo a la teta-grieta, que era más o menos así. Mi top-five de apaños:

-Ducha caliente con masaje en la teta de la grieta: Al no se capaz de aguantar mucho dandole el pecho en esta teta, se me empezó a poner dura, con riesgo de MASTITIS. Tras la ducha me aplicaba la crema antihemoroides Avinoc de laboratorios Boiron. Para mí era fundamental poder sentarme comodamente para darle el pecho bien.

-Después me aplicaba la crema Purelan en el seno. Esperaba unos veinte minutos y me sacaba leche de esta teta con el sacaleches. Paciencia y paciencia, parecía que no salía nada, pero depués de leer bien las instrucciones, y con la ayuda y apoyo de mi Muy Amado, llené hasta 45ml, todo un logro!! De esta manera, en la siguiente toma le daba la otra teta y en la siguiente, la leche del sacaleches. Así conseguía que la teta «mala» descansara y se cicatrizara durante unas 5 ó 6 horas sin ser tocada, mamada, ni molestada.

-Me limpiaba bien la teta y me aplicaba miel natural solo sobre la grieta, nunca sobre el pezón, a modo de cicatrizante. Este truco me lo dijo mi madre, y a ella mi abuela, y a mi abuela mi bisabuela,…

-Si aún así cuando llega el momento de la toma con la teta «mala», estaba dura, la masajeaba aplicándome toallas mojadas en agua caliente. Y en unos 5 minutos de reloj, la leche empezaba a gotear solita.

-Acudir a las reuniones de la Liga de la Leche…y darme cuenta de que no era la única ni la primera ni la última.

Y después de tres semanas..mi grieta cicatrizó y se curó. Y mi retoño feliz como una perdiz, hasta hoy.